viernes, 3 de diciembre de 2010

Patrimonio Hidráulico Andaluz. Historia, cultura y vida en el olvido

La mayoría de la sociedad reconoce y valora los monumentos que forman parte del patrimonio histórico de una ciudad, un pueblo o una comarca. Sin embargo, existen otros elementos de carácter material o etnográfico que, en el ámbito del agua en el medio urbano o rural, enriquecen este patrimonio, pero sobre todo nos enseñan saber y formas de hacer relacionadas con nuestra cultura y vida en un mundo lleno de agua.

Reconocemos la importancia de la Giralda, de la Mezquita de Córdoba o la Alhambra. También valoramos fiestas y lugares de encuentro tradicionales, desde la Semana Santa hasta los Verdiales de Málaga. Sin embargo, la noria callada de la Albolafia o la presa quebrada del Molino de Cerrajas son hechos que, con algunas excepciones notables, pasan desapercibidos o quedan en un segundo plano ante el nuevo hallazgo arqueológico del exvoto ibero, el mosaico romano o el nuevo enterramiento visigodo.
Viviendo ríos quiere contribuir a la difusión de nuestro patrimonio hidráulico. Si valoramos sólo lo que conocemos, su divulgación es una tarea urgente que deben contribuir a la puesta en marcha de las actuaciones de conservación o recuperación necesarias para preservar este patrimonio y cultura del agua.
A lo largo de varias entradas Viviendo ríos presentará diferentes elementos de este patrimonio desde una perspectiva general, invitando al interesado a la consulta del texto o referencia técnica para una visión detallada.
Si buscamos en internet la expresión exacta “Patrimonio Histórico Andaluz”, nos aparecerán del orden de 160.000 resultados, 29.500 si sustituimos “Histórico” por “Cultural”, y sólo 90 si se trata de “Patrimonio Hidráulico Andaluz”. Sin tratar de ser rigurosos, ni tampoco exhaustivos en la búsqueda, estos resultados nos dan idea de la importancia “escasa” que hasta la fecha ha tenido lo hidráulico en nuestro patrimonio general.
La mayoría de las 90 entradas encontradas sobre “Patrimonio Hidráulico Andaluz” hacen referencia a un documento básico editado por la Agencia Andaluza del Agua (2006). Se trata de la Breve Guía del Patrimonio Hidráulico de Andalucía con la Dirección de Isabel Bestué e Ignacio González. Es un libro que podemos adquirir a un buen precio y también descargar de internet [1].
El documento recoge los resultados de un proyecto de investigación promovido por el Instituto Andaluz del Agua con la Universidad de Granada, que en palabras de los directores de la publicación “trata de ser una guía histórica que recopile el patrimonio hidráulico construido en Andalucía, desde la Antigüedad hasta mediados del siglo XX”. El inventario presenta un total de 91 elementos clasificados según su función hidráulica y provincia.
Esta guía no es el único documento que a escala regional aborda el patrimonio hidráulico de Andalucía. Hay que destacar también el Inventario de Patrimonio Hidráulico de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir con unos 208 elementos inventariados en la cuenca, clasificados por usos y época de construcción [2].
En otras cuencas andaluzas o sobre temas más o menos generales del patrimonio hidráulico también existen iniciativas de interés que iremos mostrando en sucesivas entradas. Como ejemplo de diferentes tipos y fuentes podríamos citar, las entradas correspondientes de varios Blogs como el de los hermanos García Lázaro en el ámbito de la cuenca del Guadalete [3] y el de Juan José Moreno y Emiliano Mellado en el Guadajoz [4]. En el caso del Guadalquivir y el Genil, la Asociación para la Defensa del Patrimonio Histórico de Palma del Río nos enseña imágenes y documentos tan interesantes [5], como los contenidos sobre puentes, alcantarillas de varios ríos y molinos harineros en el Guadaira que podemos encontrar como recursos educativos del Centro de Profesores de Alcalá de Guadaíra [6], así como los de carácter turístico del propio Ayuntamiento de Alcalá sobre los molinos del Guadaíra [7].
La lista de documentos técnicos, proyectos de investigación e investigadores sobre patrimonio hidráulico es amplia. La veremos también poco a poco, pero como muestra citar los trabajos de Pedro Lacort Navarro [8] sobre infraestructura hidráulica en época romana o los de Ricardo Córdoba de la Llave sobre norias y molinos en el Guadalquivir [9] desde la Universidad de Córdoba, así como los de José Rodríguez Molina de la Universidad de Granada sobre el uso del agua en la Edad Media [10].
En fin, una lista amplia de oportunidades de la que a modo de ejemplo hemos recogido varios tipos de trabajos que desde la afición o la profesión, permitirán empaparnos de historia, cultura y vida en torno al agua a lo largo de próximas entradas.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Agua, ríos y riberas en la ordenanzas de la villa de Baena (Siglo XV y XVI)

La evolución de la gestión del agua en España ha sido objeto de estudio desde varias perspectivas complementarias. El derecho, la geografía y la arqueología han aportado una visión histórica del uso del agua, su problemática e infraestructuras asociadas.
En la actualidad, el texto refundió de la Ley de Aguas rige los aspectos jurídicos sobre el tema del uso del agua. Otras normas de carácter ambiental recogen aspectos complementarios sobre el uso de otros recursos asociados al medio acuático (pesca, extracción de áridos, vertidos, actividad forestal, etc.).
Hasta llegar a los conceptos actuales de gestión de cuenca, planificación hidrológica, calidad de aguas, dominio público hidráulico, y los más actuales de estado ecológico de las masas de agua, han pasado años y siglos con diferentes paradigmas y normas de carácter territorial o local.
Para ver una descripción general de esta evolución, recomiendo las lectura de los trabajos de Josep A. Plana (1) y Antonio J. Alcaraz (2). En estos trabajos se describen criterios y principios básicos de gestión desde la época romana a nuestros días.
En esta entrada, nos centramos en un etapa y marco territorial concreto, para abordar varios aspectos relacionados con el uso del agua de acuerdo con las Antiguas Ordenanzas de la Villa de Baena (Siglos XV y XVI), de acuerdo con la reedición del Ayuntamiento de Baena del texto original de Francisco Valverde y Perales de 1907 (3).
Las Partidas de Alfonso X, antecedente y marco general de la ordenanzas de la Villa
Las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio (4) es uno de los textos legislativos de mayor arraigo del derecho español. Se redactaron en el siglo XIII y estuvieron vigentes hasta principios del siglo XIX como texto general en materia de aguas. Al respecto, las Partidas recogen el uso común del aire, el agua de la lluvia (Ley 3) así como el de los ríos puertos y caminos públicos (Ley 6):
Los ríos y los puertos y los caminos públicos pertenecen a todos los hombres comunalmente en tal manera que tanto puedan usar de ellos los que son de otra tierra extraña, como los que moran y viven en aquella tierra de donde son.
Respecto al uso de las riberas así como a la construcción de molinos, las partidas protegen el uso comunal frente al provecho de algunos (Ley 8).
Molino ni canal ni casa ni torre ni cabaña ni otro edificio ninguno no puede hombre hacer nuevamente en los ríos por los cuales los hombres andan sus navíos, ni en las riberas de ellos, porque se embargase el uso comunal de los hombre, Y si alguno lo hiciese allí de nuevo o fuese hecho antiguamente de los que viniese daño al uso comunal, debe ser derribado; y no sería gustosa cosa que el provecho de todos los hombre comunalmente se estorbase por el provecho de algunos.
También recogen las Partidas el uso común de cada ciudad o villa de las fuentes y arenales de los ríos (Ley 9).
Apartadamente son del común de cada ciudad o villa las fuentes y la plazas donde hacen las ferias y los mercados, y los lugares donde se juntan a concejo y los arenales que están las riberas de los ríos, y los otros ejidos y las correderas donde corren los caballos y los montes y las dehesas y todos los otros lugares semejantes de estos que son establecidos y otorgados para provecho comunal de cada ciudad o villa o castillo u otro lugar; y todo hombre que fuere allí morador puede usar de todas estas cosas sobredichas, y son comunalmente a todos, tanto a los pobres como a los ricos,
El esquema general de las Partidas fue modificado por fueros locales u otorgamientos reales como los señoríos. En este caso el señor feudal tenía reconocido el derecho al uso de las aguas y los cauces.
Las ordenanzas de la villa
Durante siglos las ordenanzas han sido la expresión normativa más característica de los poderes municipales. La potestad para emitirlas correspondía tanto a la Corona como a los municipios y, en las áreas de jurisdicción señorial como el Señorío de Albendín y Baena, a los diferentes señores (5).
Las ordenanzas regulaban los procedimientos y ámbitos de actuación de las autoridades locales y la organización de muchos de la actividad económica agraria, artesanal o mercantil. A diferencias de otras normas como los Fueros, tenían un carácter local.
Es precisamente este ámbito local, lo que permite profundizar en los estilos de vida de la sociedad de la época, gestión del territorio y las características del sistema de explotación de los recursos y ecosistemas del entorno como el monte, las dehesas o las riberas.
Valverde recoge un total de 141 ordenanzas de temática diversa. La regulación de la actividad mercantil y diferentes oficios se recoge en las ordenanzas de carnecerias, tenderas, mesoneros y hortelanos, entre otros oficios y actividades. Aparecen también otras en las que se marca la relación con otras villas como Cañete, Porcuna, Luque, Martos y Cabra así como la explotación de los montes de Carchena y Albendin.
ALMOTACENASGO (p. 137)
Con relación al agua la primera cita no a aparece en una ordenanza específica. Se trata más bien de un texto de carácter general y recopilatorio de varias ordenanzas relacionadas con los aranceles y contribuciones relativas a varias actividades mercantiles: el amotacenasgo (pág. 137).
Yo anton de pareja escribano de sus majestades … doy fe a todos los señores que la presente vieren como en los libros y ordenanzas que En mi poder Estan del dicho conejo ay un arancel de la manera que se ha de coger El almotacenazgo en esta villa y ciertas declaraciones tocantes a las cosas inmundicias y plazas y de lo que ha de hazer El dicho almotacén su tenor de los cual con las dichas declaraciones uno en pos de otro Es este que sigue….
Sobre la limpieza del caz se recoge la existencia de una ordenanza de prohibir el vertido de basura y otras cosas.
Ortrosí ay ordenanza que qualquier que hechare cosa suzia en el caz ansí basura o bestias le lleven de pena cient maravedís E que se quiete a su costa.
Ordenanza de aguadores (p. 280)
Las ordenanzas tocantes a los aguadores que venden agua En esta villa y los cantaros que an de traer y los precios a que an de vender y las bestias que pueden traer los dichos aguadores son las primeras que abordan el tema del agua de forma directa. En este se trata el abastecimiento a la población mediante la figura de los aguadores. Las ordenanzas especifican la calidad de los recipientes que servía para el transporte de acuerdo con una ordenanza anterior (sobre cantareros) así como la del agua utilizada que habría de ser de los caños de la fuente y no del río ni del pilar. Recoge también el precio del agua así como limitaciones al número de bestias para el acarreo con objeto de establecer cierto orden en el llenado y carga de los cantaros.
Que qualquier vezino o forastero de esta villa que ansi por su propia persona o hijos o criados traigan cantaros de arroba y sellados de la señal del cantarero que lo comprare El qual cantaro tenga dos sellos conforme a la ordenanza de cantareros que lo dispone y vendan cada carga de agua de quatro cantaros de la dicha arroba y que sea de los caños de la fuente y no del rio ni del pilar por quatro marevides y no a mayor precio ni resciban otras dadivas.
Aguadores en la Fuente de los Albarizones (Jerez de la frontera)
Ordenanzas de arrendadores del Marbella y el Guadajoz (p. 305)
Se extienden estas ordenanzas sobre el trabajo del molinero y el estado en que debía mantener los distintos elementos del molino. Respecto al uso del agua la ordenanza hace mención a una anterior de 1478 en la que ya aparecen ciertos conflictos entre los molineros y hortelanos.
Otrosí en el año de mil E quatroceintos E setenta e ocho años por quanto fue quexado en cabildo que los molineros de esta villa hazcian represas En los cubos de los molinos de ella En tal manera que se detenia El agua para que los ortelanos avian de regar asus arboles y ortalizas De los qual hera causa de perderse las heredaddes y hortalizas ordenaron y mandaron en el dicho cabildo que ningun molinero ni otra persona no sean osados atrapar ni rrepresar el agua ni a tapar la saeta que agora se dize saetillo para que se rrecoxga y rreprese el agua En el cubo ni en otra manera salvo que asi como viniere el agua aso la rresciba y la dexen pasar mucha o poca la que fuere claramente y si la tapare o fiziere otra cosa para la contrariar que pngan presos a la persona que tal lo hiziere…
Ordenanzas de pesca (p. 500)
Las ordenanzas en todo lo que toca de pesca assi en el rio de Marbella y el rio Guadaxox es una de las que tratan de forma explícita el uso de los recursos naturales como el esparto, el zumaque, montes y dehesas.
En la ordenanza se establece la prohibición de pescar en determinados tramos del río y de su contenido se desprenden artes y aparejos de pesca de la época. Se habla de cañas y anzuelos, de redes, mangas y nasones, de la pesca a mano, con harnero y encaladas, así como de la construcción de atajeas, canaliegas y corrales donde concentrar la pesca.
Que ninguna persona de qualquier estado dignidad preminencia que sea de noche ni de dia no pesque En el rio de marvella de la puente arriba en todo lo que es termino de esta villa de vaena con caña ni anzuelo ni con rred ni manga ni lo atajen para lo pescar ni hagan canaliegas ni hechen nasones En el dicho rio ni pesquen a manos ni con harnero ni con ningun genero de ynstrumento de caza de pesca ni hechen encaladas ni otra ninguna cosa para matar El dicho pescado En ningun tiempo del año…
Otrosi en quanto al dicho rio de la puente abaxi que no lo pesqeun con redes ni canaliegas ni con nngunos otros aparejos ni las presas del ni carcabos de molinos so la misma pena repartida conforma a la ordenanza de la puente arriba y que por los pescar con anzuelo no tengan pena alguna.
Otrosí en quanto que ningunas personas En todo el rio de Guadaxox no lo atajen para pescar con ningun genero de ynstrumento para ello ansi de mantas o esteras ni en otra manera alguna por que de causa de ello se yerma El pescado ni haga corrales En todo el dicho rio..
Ordenanzas de cortar árboles en los ríos (p. 503)
Es otra de las ordenanzas como la anterior que contempla aspectos de plena actualidad con relación a la protección de lo que hay llamamos biodiversidad fluvial. Las ordenanzas se extienden a los principales ríos del entorno como el Guadajoz, Marbella y Guadalmoral, pero también a otros qualesquier arroyos concejiles y prohíben la corta o tala de álamos blancos o negrales, fresnos y tarajes.
Que ninguna persona corte En los ríos de guadaxox y guadalmoral y mearvella ni de otros qualesquier arroyos concejiles ningun alamo ni frexno y su fuere tomadp cortando o se le provare que lo corto En qualquiera de los ríos o arroys arriba contenidos incurra En pena de seiscientos maravedíes…
Como en casos anteriores, los contenidos de estas ordenanzas tienen su propio valor histórico-legislativo, pero también aportan información de vital importancia para los gestores actuales en cuanto que las citas de las diferentes especies de árboles nos aportan información básica para tener en cuenta en las actuaciones de recuperación de unas riberas, hoy día degradas y dominadas por tarajes, sin apenas álamos (ni blancos ni negros) o fresnos [6].
Ordenanzas de los pozos (p. 565)
Esta ordenanza regula el uso y precio del abastecimiento a persona y diferentes tipos de ganado desde los pozos de la villa bajo la licencia de su dueño, y recoge un aspecto interesante sobre la venta de las sobras de aguas.
Que qualquier persona qu beviere agua con qualquier ganado en qualesquier pozos de esta villa de vaena y de su termino sin licencia de su dueño que por cada vegada paqague en pena seiscientos maravedís y que esta pena sea para El Señor del pozo.
Otros de los aspectos de interés es una relación de pozos concejiles puestos en venta en los que se incluyen los siguientes:
El pozo el toribio El pozo ancho El pozo charcon El pozo andres perez El añora don Ximeno El pozo El freile El pozo el valle El pozo serranillo El pozo el judío El pozo El moreno comarcadilla..
Ordenanzas de los linos (p. 666)
Estas ordenanzas velaban por el mantenimiento de la calidad del agua en la medida que limitaban la cocción del lino y el esparto a determinados tramos e incluso, como en el caso del Guadajoz, su completa prohibición. Durante la cocción, el lino y el esparto se introducía en el río durante varios días para que la fibra vegetal perdiera color y adquiera la plasticidad suficiente para su posterior tratamiento.
Otrosi que en el rio de guadaxox no hechen linos ni espartos E que si lo quisieren cozer que sea fuera del dicho rio siendo un galapagar o pozo arredrado del dio rio de manera que el agua no torne al rio so pena pena que si de otra manera lo hiziere o siéndoles provado yncurran en pena de seiscientos maravedís…
Pesando Esparto
http://www.enciezadigital.com/detalleNoticia.asp?Idnoticia=161

Ordenanzas del Marbella (p. 720)
Es esta una de las ordenanzas más singulares de las recopiladas por Valverde. Incluye aspectos que hoy día incluiríamos en la vigilancia y protección del Dominio Público Hidráulico, en particular del tipo de sustrato y morfología del lecho del cauce que han tomado relevancia en estos últimos años con el concepto de calidad hidromorfológica incluida en la definición del estado ecológico de las masas de agua superficiales.
Recogen las ordenanzas la prohibición de sacar piedras y arenas o la de hacer hoyos sin licencia del cabildo en el río Marbella. Dicho material se destina al aprovechamiento de las presas de tal forma que una carga de piedras debía ser compensada con otras diez.
Que ninguna persona saque ninguna piedra del rio de Marbella asi de la puente arriba como de la puente abaxo ni arena ni hagan hoyos sin licencia de cabildo desta villa y si lo hizieren con solo provarselo yncurran en pena por cada vez de seiscientos maravedís…
Otrosi que toda la piedra que huvire En el dicho rio de presa a presa ninguna  persona la saque ni quiete por que esta es para aprovechamiento de las dichas pressas so pena que siéndoles provado que lo tomo yncurran En la dicha pena y de más por cada carga que asi sacare sea obligado a llevar otras diez a su costa.
Aparecen también referencias a la limpieza o monda de cauces, así como ordenanzas sobre los vertidos de las encaladas de las tenerías y sus efectos en los peces.
Otrosi que ninguna persona si hubviere de quebrar El caz para lo mondar que lo puedan hazer si no fuere con licencia del calbildo desta villa E pedido por aquellas personas a quien perteneciere el agua del dicho caz E que el que de otra manera lo quebrare aunque sea para mondalle que incurra En pena por cada vez de seiscientos maravedís.
Otrosi que la tenería no suelte al dicho río Encaladas ningunas si no que desde la dicha tenería se haga al dicho rio una rreguera para ello por manera que no entre en el dicho rio por que el pescado que en el esta se yerma o pierde so pena que siéndole provocado que la sueltan fuera de la orden susodicha incurra En pena por cada vez de seiscientos marevedis conforme a la ordenanza antes de esta.
Pilar de Abajo en Doña Mencía

Ordenanzas de los cauces de los ríos (p. 755)
Terminamos esta primera revisión del agua en las ordenanzas con una de las últimas recogidas por Valverde y que no por ello ni por su brevedad es menos importante. Como en el caso anterior, sus contenidos quedaría en lo que hoy entendemos gestión del DPH, y en particular de su servidumbre. Sobran comentarios.
Que todo E qualquier caz asi del rio de marvella como de guadaxox aya de tener E tenga de anden de cada parte tres pies y que qualquier persona que lo cavare incurra En pena de seiscientos maravedís la tercia parte para El que lo denunciare E tercia parte para los jueces que lo sentenciaren.
El siglo XIX, final del señorío y el inicio de la política de estado en materia de aguas
El siglo XIX fue el siglo de oro de la legislación Española. El agua no fue una excepción (7). Con el decreto de abolición de los señoríos de las Cortes de Cádiz, quedaron abolidos los privilegios llamados exclusivos, privativos y prohibitivos on el mismo origen del señorío, como eran los de caza, pesca, hornos, molinos, aprovechamientos de agua, montes y demás.
Así muchos de los aspectos tratados en estas ordenanzas pasaron a ser tema o política de estado en materia de agua. Antes de la aparición de la Ley de aguas de 1866 y 1879, se promulgaron un buen número de Reales Decretos y Órdenes sobre el aprovechamiento de las aguas baja la autorización real (RO de 14 de marzo de 1846 completada por las de 21 de agosto de 1849 y 4 de diciembre de 1859), el inventario de tierras de regadío y secano, así como de molinos e industria (RO de 5 de marzo de 1847).
Otra Real Orden de especial interés es la 20 de septiembre de 1859 que aclara el papel del Estado como titular para el otorgamiento de la concesión de aprovechamientos de aguas de los ríos y ordena a los ayuntamientos se abstenga de extralimitar sus atribuciones en la concesión de aprovechamientos que únicamente podía otorgar el Gobierno Supremo. Aparecerían más normas relativas a la policía de aguas (RO de 20 de octubre de 1858) o sobre el otorgamiento de autorizaciones de obras y concesiones (RD de 29 de abril de 1860), tantas que dieron lugar al nombramiento de la Comisión Ministerial que habría de redactar un proyecto de Ley de Agua que acabara con la multitud de documentos legales, excesivos por su número, incompletos en su contenido, diseminados entre las demás partes de la legislación patria, contradictorios a veces con frecuencia confusos, faltos siempre de unidad, como procedentes de diversas épocas y de sistemas de gobiernos y de civilizaciones radicalmente distintas (RD de 27 de abril de 1859).
Noria de Albendín

[1] PLANA, J.A. Apuntes a una visión histórica del agua. Treballs de la Societat Catalna de Geografía, nº 31: 89-96. H09
[2] ALCARAZ CALVO, A. (2000). La administración del agua. OP Revista del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos 50(1).
[3] VALVERDE Y PERALES, F. (1907). Antiguas Ordenanzas de la Villa de Baena (Siglos XV y XVI). Edición de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Baena (1998).
[4] Las siete partidas de Alfonso X el Sabio. Pensamientopenal.com.ar
http://www.pensamientopenal.com.ar/46partides.pdf
[5] LADERO QUESADA, M.A.; GALÁN PARRA, I.  (1982). Las ordenanzas locales en la corona de Castilla como fuente histórica y tema de investigación (siglos XIII al XVIII). Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval, N. 1 (1982); pp. 221-243. H010
[7] MARTÍ-RETORTILLO, S. (1960). La elaboración de la Ley de Aguas de 1866. OP 32: 11-54.

martes, 5 de octubre de 2010

Los ríos, fuentes de biodiversidad

Seguimos con el calendario de celebraciones y efemérides. Entre otros calificativos, el 2010 es el año internacional de la Biodiversidad. El 22 de mayo fue del día de la biodiversidad, y hoy, 4 de octubre, día mundial del hábitat. Coincidiendo con el primero, la Consejería de Medio Ambiente presentó el borrador de la Estrategia Andaluza de Gestión Integrada de la Biodiversidad (1). En el día de hoy ha tenido lugar en Puerto Real (Cádiz) la mesa de trabajo sobre la valoración provincial de dicha estrategia.
Viviendo ríos quiere contribuir a la difusión y análisis de la Estrategia durante el proceso abierto de participación aportando reflexiones o ideas generales en torno a nuestros ríos. El objetivo final es enriquecer el debate y, en la medida de lo posible, concretar la definición de objetivos, líneas estratégicas y acciones de gestión en el medio fluvial como fuente importante de la biodiversidad andaluza.

Río Guadajoz, Puente de Piedra (Baena, Córdoba)
La biodiversidad
Hoy hablamos de lo bio para caracteriza algo relacionado con la vida. La biología, la bioquímica, la bioingeniería o la biotecnología, son ciencias en lo que lo vivo es materia de estudio general o específico del mundo de la ciencia y la tecnología. Utilizamos también el prefijo para nombrar procesos relacionados con los seres vivos como biodegradable, o para anunciar no sin polémicas (1) productos o servicios respetuosos con el medio ambiente (agricultura, producción biológica, etc.).
La idea de diversidad alude a variedad y abundancia de algo. Así entendemos lo diverso con un conjunto de elementos diferentes más o menos abundantes, y en una proporción determinada. No es lo mismo una caja de herramientas llena de tornillos, que otra repleta de tuercas, puntillas y herramientas.
El término biodiversidad alude a la variedad y variabilidad (cualidad de lo variable) de lo vivo. Recoge la diversidad de nuestro propio material genético, así como el de otros seres vivos que ha permitido la aparición de razas, poblaciones o tipos bien adaptadas a un ambiente físico determinado. Recoge también, la variedad de especies que viven en un conjunto dado de condiciones, así como de diferentes conjuntos de individuos o especies que se relacionan entre sí y con el medio físico que les rodea.
Entendemos por tanto que la biodiversidad recoge la variabilidad de lo vivo dentro de cada especie (diversidad genética), entre especies (diversidad específica) y ecosistemas (diversidad ecológica).
El hombre como especie y un elemento más del ecosistema contribuye de forma intrínseca a esta idea de biodiversidad. Pero más allá de esta aportación directa, el hombre modifica los flujos de materia, selecciona o elimina especies y variedades locales de flora y fauna, y crea paisajes de más o menos calidad visual y ambiental. Es una especie más pero también una fuente de biodiversidad que asociada a su cultura modifica y transforma el medio físico y biológico que le rodea.
Diversidad genética, específica y ecológica en ríos
Muchos y variados son los seres vivos que habitan un río. En el agua, en el fango, o en la ribera, la lista de especies recoge un número importante de plantas, invertebrados y vertebrados. Cada especie contribuye a la riqueza y diversidad específica de cada tramo de río. Desde el curso alto hasta la desembocadura, las características del río cambian en un gradiente continuo de carácter longitudinal que modifica aspectos clave de su morfología (anchura, profundidad), régimen de caudales y parámetros físico-químicos. Para cada conjunto de condiciones y valores aparecen y desaparecen conjuntos o asociaciones de especies de referencia. El pescador sabe de estos cambios y no buscará truchas en el tramo bajo, ni picones en la cabecera del río.
Pero el pescador de barbos sabe también que el barbo del Guadalete siendo igual que el del Bémbezar, tiene algo distinto, un color más amarrillo en la barriga, y casi que parecen algo más pequeños; y el de truchas, reconoce fácilmente el ejemplar de río del que la cuba soltó cuatro días antes. Esta variedad de colores o tamaños, es la consecuencia de la aparición y en su caso de la introducción de diferentes tipos o subpecies asociados al aislamiento de una misma especie en diferentes cuencas o a la repoblación de diferentes variedades más fáciles de reproducir que el tipo autóctono o local.
Con estos dos párrafos he intentado transmitir de golpe y porrazo ideas y conceptos técnicos que en el ámbito de la ecología son objeto de tratados, tesis e investigaciones abiertas que ocupan años de trabajo y miles de páginas de ciencia. Espero que nadie se sienta ofendido por el intento, y vea en mis palabras banalidad alguna, más bien, insisto, un intento de acercamiento de lo técnico a lo cotidiano de nuestro entorno.
La biodiversidad cultural
Si la diversidad genética, especifica y ecológica de un río depende de distintos factores naturales, es el hombre el que a escala local o cuenca añade otra importante fuente de variabilidad. Generalmente asociamos a la intervención humana efectos negativos como la pérdida de biodiversidad. La alteración física, química y biología de los ríos, con la modificación del caudal natural, contaminación e introducción de especies, tiene consecuencias negativas a nivel de especie y de ecosistema. Algunas especies desaparecen y otras ven como sus poblaciones aumentan de forma desproporcionada en un ambiente modificado. La disminución del número de especies así como la dominancia de unas pocas especies simplifican la estructura de la asociación y conducen a un descenso de la diversidad.
Sin embargo, en el ámbito mediterráneo de nuestro territorio, hombre y río han interaccionado de forma continua desde paleolítico hasta nuestros días (2). Primero fue la caza y la pesca en las riberas y cursos de agua, luego la ocupación del espacio fluvial para el asentamiento del grupo en las terrazas superiores y el inicio de la agricultura en las inferiores. Más tarde llegaría el regadío, los grandes embalses y los problemas de contaminación. Pero entre el prólogo y el cierre del penúltimo capítulo de nuestra historia, el hombre ha desarrollado prácticas y sistemas de aprovechamiento en los que intensidad de uso y generación de recurso se equilibraban.
Antes de explotarlo, el hombre ha vivido del río, de sus aguas y de sus riberas. Mimbres, ólmos y fresnos ofrecían materia prima para hacer el canasto, las vigas o los aperos; la enea y el carrizo fibra para confeccionar asientos, alfombras y persianas distintas a las de esparto; y la grama y la alameda alimento para el ganado.
El cántaro cargado de agua del río llenaba el botijo, la azua elevaba el agua lo justo para el emboque en el caz de la rueda o la ceña y luego a la acequia. Las nasas de mimbre o taraje cogían barbos y bogas, pero también anguilas, y más abajo, sábalos y sabogas.
Para mantener estos recursos, el hombre sabía que no había que talar los árboles en demasía ni hacer leña de la ribera, que no se podían sacar piedras del río, ni utilizar cal ni otros inventos para la pesca (3); que había que mantener la mimbre y el taraje negro para que no faltarán varetas, como tampoco enea ni junco; que había que proteger las ruedas y caces con olmos y álamos del envite de la corriente y la avenida, y así muchos otros saberes que mantuvieron vegetación del río, sus peces y sus aguas. Todo una cultura ya vieja del agua que olvidada por el peso de la tecnología, la aparición de nuevos materiales y modernos estilos de vida, generó espacios de máxima diversidad como una dehesa fluvial que hoy abandonada se transforma en soto monoespecifico de taraje rojo o simplemente desaparece.

(3) Antiguas Ordenanzas de la Villa de Baena (Siglos XV y XVI) recogidas por Francisco Valverde y Perales en 1907, y reeditadas por el Ayuntamiento de Baena en 1998.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Día mundial de los ríos

Tenemos el calendario lleno de días especiales, efemérides y celebraciones. No falta el día del árbol (28 de junio), el hábitat y los animales (4 de octubre) o las montañas (11 de diciembre). El agua también tiene su día (22 de marzo) como los humedales (2 de febrero), y la lucha contra la desertificación y la sequía (17 de junio). No hay tema ambiental ni ecosistema que de una u otra forma no tenga un día en el que la sociedad o colectivo implicado manifieste su preocupación y compromiso.

Río Turón (El Burgo, Málaga)
Los ríos tienen dos días. El 14 de marzo, el día de acción contra las represas, a favor de los ríos, el agua y la vida y hoy 26 de marzo, día mundial de los ríos (1). Acabo de ojear la prensa de hoy, y no encontrado referencia alguna a esta celebración. Sólo algunos foros y web especializadas destacan el día como una jornada de reivindicación y denuncia de la situación general de nuestros ríos (2,3).

Quizás sea esta situación fiel reflejo de lo que en la sociedad pasa. Los que vivimos el río creemos muchas veces que la ciudanía es consciente de los ríos que perdidos, de las corrientes calladas por presas y (ab)usos del agua. Creemos que toda persona siente y padece cada río preso por nuestro desarrollo. Son aquellas personas que calmaron su sed en la corriente, los que sin piscinas tomaban el baño en la poza, o los que alguna vez en su vida entraron en el río, los que lloran y repudian las aguas y riberas muertas de nuestros ríos.
Río Turón (Ardales, Málaga)
En un día como el de hoy, en la medida de nuestras posibilidades, unos y otros debemos elevar nuestra voz a la administración, pero también al vecino, al compañero de mesa en el café o en el paseo de domingo. No perdamos oportunidad de divulgar cual es la situación actual de muchos de los ríos andaluces, pero también de lo que fueron en otro tiempo los ríos, de las sensaciones del agua fresca en la boca, del frío en los pies al vadear la corriente, del pez atrapado en las manos, o de la simple sombra de la ribera.

Río de La Venta (Tajo del Molino, Málaga)
En una región en la que la sociedad señala la construcción de más embalses como principal medida para solucionar los problemas del agua está claro como ésta que queda mucho por hacer en materia de educación y por supuesto de acción. Hace falta la acción pública por supuesto aún en tiempos de crisis y recortes, de lo contrario llegarán las sanciones y pagos millonarios a la Unión Europea por no cumplir con los objetivos de la Directiva Marco del Agua (4); pero también es necesaria la acción privada, a título personal o colectiva, la reivindicación del tramo de río más cercano o la denuncia de este u otro vertido o residuo, vallas que niegan la servidumbre, presas obsoletas, y talas o quemas indiscriminadas.
Río de La Venta (Tajo del Molino, Málaga)
Es hoy día, jornada de denuncia pero también de acción. Que no falte el encuentro en el río, la tortilla o el filete empanado, tampoco el perol en buena compañía, tras el paseo por la ribera, la limpieza de las basuras que otros dejaron, de mirar lo verde o negra que anda el agua, y si es posible el baño o al menos los pies en el agua.

Pineros, madereros o gancheros

El río es fuente de vida y oficio. Hoy. Creemos que el agua del río se limita a calmar la sed de boca y acequia o a mover turbinas hidroeléctricas. Olvidamos otros servicios y usos del agua que durante siglos han generado también riqueza y beneficio directo.
El río fue siempre medio de transporte de mercancías y personas. De ello daremos cuenta en su momento. Hoy recordamos uno de los usos del río que desapareció a mediados del siglo pasado: el transporte de madera, trabajo, oficio y arte del pinero, maderero o ganchero.


Transporte de madera por el Guadalquivir. Año 1937
Ríos andaluces como el Guadalquivir, Guadalimar, Guadiana Menor y Genil has visto pasar miles de troncos para construir aguas abajo barcos, vías de ferrocarril y viviendas. El pinero con su gancho o percha conducía la maderada de pinos sueltos o en almadías a favor de la corriente huyendo de la orilla y sorteando presas y azudes.


Recreación de las antiguas maderadas en La Gralla (Sierra del Segura). Septiembre 2009. Foto: Yaiza Reid/Juanma Delgado
http://www.miradasdeandalucia.es/blogmiradas/juanmadelgado/2009/11/26/oficios-del-bosque/

El transporte de madera desde las Sierras de Segura y Cazorla por el Guadalquivir y sus fuentes hasta Mengíbar, Córdoba o Sevilla fue una actividad importante durante más de diez siglos hasta finales de los 40 del siglo XX. A pesar de ser un uso recogido en la anterior Ley de Aguas la actividad fue cediendo al peso de comunidades de regantes e hidroeléctricas que año tras año reclamaban la compensación por los daños y perjuicios del cese de actividad ante el paso de la madera. El pago de los derechos de paso, ya establecidos en la Edad Media, los impuestos por el tráfico de mercancías, las indemnizaciones y, como no, las cada vez más y mayores presas construidas en los tramos altos de la cuenca dieron fin a una actividad mantenida durante siglos.
Para profundizar en la forma de vida, así como en origen, volumen y destino de los materiales os recomiendo la lectura de los trabajos de Ricardo Córdoba (1) y Eduardo Araque (2). Sin embargo, para ser pinero o tronco llevado por la corriente os recomiendo la novela de José Luis Sampedro El río que nos lleva (1961), llevada al cine en 1988 por Antonio del Real.

(1) CÓRDOBA DE LA LLAVE, R. (1995). Comunicaciones, transportes y albergues en el reino de Córdoba a fines de la Edad Media. Historia. Instituciones. Documentos, Nº 22, pags. 87-118 (http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=258378)
(2) ARAQUE JIMENEZ, E. Conducciones fluviales de madera desde las sierras de segura y Cazorla (184-1949). Cuadernos Geográficos, 40 (2007-1), 81-105. (http://www.ugr.es/~cuadgeo/docs/articulos/040/040-005.pdf)

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Recuperar la magia del agua

En el mundo de la ciencia, las náyades son larvas acuáticas de insectos como efemerópteros, plecópteros y tricópteros, entre otros, que habitan o deberían hábitar las aguas de nuestros ríos. Náyades son también muchos de los moluscos bivalvos de agua dulce. Su presencia nos indica una buena calidad ecológica de las aguas, mientras que su ausencia nos informa de la degradación del ecosistema acuático.

Río Genal (Málaga) 

En la mitología griega, las náyades son las ninfas de agua dulce, espíritus femeninos, seres mágicos que con la historia serían más tarde hadas y doncellas moras protagonistas de mitos y leyendas en torno al agua. Las Náyades eran la esencia misma de la naturaleza del agua, las que permitían que el hombre fundara ciudades en las orillas de los ríos y aprovecharan las aguas de las fuentes o manantiales que habitaban.

Sin embargo, las náyades celosas de su relación con el hombre, resultaban también peligrosas. Se rebelaban cuando las olvidaba, o cuando usurpaba sin consentimiento sus aguas, llevándolo a la locura o simplemente arrastrándolo para siempre a las aguas profundas. Eran las náyades hermosas figuras femeninas, seres míticos de gran longevidad pero mortales, cuando el río, el lago o la fuente se secaba...

Hylas y las ninfas. Waterhouse (1896)

Ojalá que con el futuro Plan de Restauración de Ríos de la nueva Ley de Aguas de Andalucía y la Estrategia Andaluza de Restauración de Ríos consigamos entre todos recuperar la magia del agua. Ojalá que consigamos proteger las náyades que todavía habitan las aguas de nuestros ríos, ojala que consigamos potenciar la relación armónica con el hombre y mantener así el frágil equilibrio que permita la perpetuación del mito y del ecosistema. Pero sobre todo, ojalá que recuperamos la leyenda, la magia perdida con el paso del tiempo, y el culto al agua que, trasmitido a lo largo de las culturas y generaciones que nos precedieron, hoy yace yermo olvidado de nuestra memoria.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Una de inundaciones

Con motivo de las últimas inundaciones del Guadalete en Jerez y la serie entradas “El río que nos lleva” del magnífico blog de los hermanos García Lázaro (1), hice una breve reflexión que mandé a Agustín. Incluyo estas ideas casi un año después, a punto de empezar una nueva temporada de lluvias con embalses casi llenos, y el inicio de las actuaciones de mejora de la capacidad de desagüe del Guadalete en el entorno de Jerez. Ni este comentario ni dichas actuaciones por si solas son suficientes para resolver el tema complejo de las inundaciones. Desde Viviendo ríos iremos poco a poco intentando a portar ideas que enriquezcan del debate y puedan ayudar a buscar soluciones entre todos los implicados.

El Guadalete, nuestro Guadalete, dejó de ser río hace tiempo. De ello se encargó, no los pantanos que se construyeron, sino nosotros mismos cuando decidimos embalsar las aguas corrientes para nuestro provecho. Decidimos que el agua debía regar cultivos, que las crecidas periódicas que otrora abonaban las vegas del Guadalete, no eran necesarias, y que fueran sustituidas por nitrato de Chile o Puertollano.
Nuestra es también la culpa de olvidar lo que el Guadalete fue, un río con avenidas y estiaje natural, o lo que es mismo, un río vivo. Seguimos pensando que fue domesticado por muros de piedra y motas de arena o escolleras para proteger nuestros campos y casas, pero olvidamos que el agua entiende poco de cotas, hormigón e ingeniería, y menos de riesgos de inundación.
Seguimos viendo lo que el río no es, un canal o una tubería de plomo que con el paso del tiempo se llena de cal, se obtura y al final revienta. Vemos al Guadalete desde lejos, como si nunca fuera ni nuestro ni de nadie por ser de todos (no sólo de los regantes). Olvidamos otras inundaciones pasadas, con los mimos embalses y canales, e incluso hasta donde llegaron las aguas. Seguimos construyendo, transformando casas de labranza y aperos en viviendas, ocupadas con "c" o con "k".
Pero lo que es peor, aunque veamos al Guadalete como en las crecidas de los 90, olvidamos las imágenes de los 80, 70 y 60, y así cada 10 u 11 años atrás en los que el río parece reclamar lo que un día fuera suyo y que durante miles de años alimentó. Olvidamos también que cuando trazamos nuestros pueblos, construimos sus vías de comunicación, cifras como 500 años, 300, 100 años no son más que estadísticas imposibles, como si cualquier periodo de tiempo superior a cuatro años no fuera con nosotros (o lo que es lo mismo, con nuestros políticos).
El río nos lleva, pero también nos condena a la ceguera, a la pérdida de la memoria, y así, como pastores de la Arcadía castigados por las ninfas del agua, a la locura y al olvido.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Vivir un río


Vivir es nacer, crecer y morir como los ríos nacen, crecen y mueren en el mar. El río nace de la tierra en la montaña, del sol en la nieve, o de la ráfaga de lluvia de primavera u otoño. Cada borbotón, cada gota o cada reguero busca su homólogo para hacer el arroyuelo, el arroyo, y el río. En el estuario, el río deja de ser, pero tampoco se hace mar. Canales de agua dulce y otra veces salada se mezclan y entrelazan al ritmo de las mareas. Como escribió Manrique (1)  “Nuestras vidas son como los ríos que van a dar en la mar que es el morir”. Sin embargo, el río se hace también en el mar, en cada gota de nube que luego en forma de hielo, nieve o lluvia con o menos fuerza cae en la tierra día tras día, mes y año.
Viviendo ríos quiere ser río como la gota de agua que abandona el océano. Quiere viajar por cada gruta o manantial de la que el agua corre o dejó de correr en su día. También quiere ser cauce en movimiento, con insectos, anfibios y peces que nadan o andan en el agua, flor de lirio y tallo de junco o enea, miles de seres de agua que dan vida al río escondidos bajo las piedras, en el árbol caído, o entre en el carrizo sumergido.
Viviendo ríos quirie ser río vivo, pero también rio vivido. Quiere ser fuente serrana; noria, matrinche y acequia en la huerta; barca o puente de orilla a orilla y puerto; pero también, hortelano, carpintero de ribera, pecero o barquero; personas y oficios de lo fluvial, de lo vivido en el agua o en la ribera, historias, mitos y leyendas, magia del agua viva y vivida de nuestros mayores y de nosotros mismos.
Viviendo ríos navegará por aguas del Guadalquivir como las ánforas romanas de la Bética o los troncos de Cazorla. Recorrerá el Guadajoz girando con sus ruedas y norias. Cruzará puentes romanos o romanizados por la cultura popular entre tarajes, alamedas y olmedas del Genil. Llamará a Cartujas, como la de Sevilla a pie del Guadalquivir, a la de Jerez en el Guadalete, pero también a ermitas en el río Marbella, junto a carretas que vadean el Quema o el Jándula. Y del sur al Norte, entre paredes verticales y cañones del Sil, pasando por el Guadiana y el Tajo. Del Norte al Levante, con el Ebro, el Júcar y el Segura, contando historias vividas y aprendidas entre ríos de la geografía peninsular.
Naturaleza, historia y cultura, serán los temas básicos de este foro. Cómo río, nace fuerte e impetuoso, caprichoso con el tiempo y a merced de la corriente. Ojalá que ni el estío, ni la memoria nos abandonen y quede seco y preso como otros ríos de la península.

(1) Jorge Manrique (1476). Coplas por la muerte de su padre

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.