Continuamos implicados en el proceso de
participación en torno a los documentos del tercer ciclo de planificación
hidrológica. Tras la primera jornada telemática del pasado viernes promovida
por la Dirección General del Agua [1], mañana afrontamos el Esquema Provisional
de Temas Importantes (EpTI) de la Demarcación Hidrográfica del Guadalquivir [2].
Con la entrada en vigor de la Directiva
Marco del Agua (DMA) [3] la planificación hidrológica tradicional basada en el
mantenimiento del difícil (des)equilibrio entre oferta y demanda del recurso
hídrico se vio obligada a incorporar nuevos principios y retos relacionados con
la gestión ambiental, la económica y la gobernanza del agua, para convertirse
así, al menos en teoría, en una planificación del agua más ecosistémica,
racional y abierta.
En el ámbito del medio ambiente, la Masa
de Agua superficial o subterránea surgió como nueva unidad de gestión, objeto
de delimitación inicial, clasificación y análisis de presiones e impactos de la
actividad humana. Para cada masa se marcaron dos objetivos básicos: la
conservación (no deterioro adicional) y recuperación, en su caso, de su calidad, ahora definida tanto
por parámetros fisicoquímicos habituales como por otros indicadores
relacionados con las diferentes asociaciones y comunidades de flora y fauna acuáticas.
En el ámbito económico la planificación
hidrológica desarrolló nuevos conceptos como la recuperación de los costes de
los servicios del agua, los costes ambientales asociados al mantenimiento o
recuperación de la calidad de las masas de las masas de agua, así como los
costes desproporcionados de las medidas necesarias como justificación del incumplimiento
temporal de los objetivos ambientales.
Con relación a la gobernanza, la DMA promovió
dos nuevos modos de hacer en la planificación hidrológica, uno relativo a la
cooperación, colaboración y coordinación de las administraciones públicas, el Comité
de Autoridades Competentes, y otro al de la participación efectiva de los
interesados y ciudadanía general en la política de aguas.
De cara al 2027, como horizonte final
del nuevo ciclo de planificación y plazo ineludible de cumplimiento de sus
objetivos ambientales, toca ahora valorar aquellos temas que pondrían en peligro
dicho cumplimiento, o lo que es lo mismo, qué problemas, posibles soluciones y decisiones
finales deberíamos incorporar en los próximos planes hidrológicos.
La tarea no es fácil. Llevamos 20 años
de DMA y casi otros tantos de una nueva planificación que
navega en aguas revueltas teñidas de diferentes tonos de verdes entre los
derechos de lo natural (restricciones) y lo agrario (concesiones), grises casi
negros entre los efectos de la contaminación y el crecimiento socioeconómico de
lo urbano o lo rural, sin que falten blancos del escaso entendimiento entre las
diferentes Autoridades Competentes, Usuarios y Sociedad.
Desde Viviendo Ríos asumimos el reto. En
el ámbito de nuestra participación en este nuevo proceso abierto de Consulta e
información pública, como espacio de divulgación general de la cultura y la
naturaleza del agua, iniciamos una serie de entradas relacionadas con
diferentes aspectos de la planificación hidrológica con el objeto de acercar la
política de aguas a la sociedad. Intentaremos hacerlo con un lenguaje lo más sencillo
posible y, en su caso, remitiendo al lector a otros foros técnicos, como el de
la Dirección General del Agua, el de los Organismos de Cuenca que operan en Andalucía [4], así como el de otras instituciones o colectivos de interés.
Desde nuestra experiencia profesional y responsabilidad
social, en el ámbito regional esperamos contribuir al desarrollo de la
planificación hidrológica así como al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible en el ámbito de la Agenda 2030. Ojalá lo consigamos.
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