domingo, 21 de diciembre de 2014

Algarbe y Carrasco, Arroyos de sal

Hay ríos de pan como el Marbella (Córdoba) y el Guadaira (Sevilla) repletos de molinos de agua que resisten el paso del tiempo con más o menos suerte. Hay ríos de fruta y hortaliza como el Guadajoz y el Genil (Córdoba) en los que todavía podemos observar ruedas o norias hidráulicas fuente de matrinches y acequias de huertas centenarias. Hay ríos de luz, como el Guadiaro (Cádiz) y Guadalhorce (Málaga) pioneros en el aprovechamiento hidroeléctrico de las corrientes de agua. En cada uno de estos ríos molinos, norias, ruedas, batanes y fábricas de luz contribuyen de forma especial al patrimonio histórico de Andalucía, en su contexto hidráulico e industrial, y son objeto de protección y puesta en valor desde diferentes iniciativas.

Hay ríos también de azufre y cobre como el Tinto y el Odiel (Huelva) y de carbón como el Guadiato (Córdoba) que construyen paisajes culturales en el ámbito de la minería e industria, reconocidos por las administraciones y objeto también de protección y puesta en valor. Pero hay también ríos de sal, mineros o agrarios, en los que a partir de lo salado de sus aguas se construye un paisaje cultural escasamente reconocido, protegido y menos objeto de puesta en valor.
El río Salado de Porcuna (Córdoba-Jaén) es uno de los principales afluentes de la margen izquierda del Guadalquivir. Saladas son sus fuentes, el arroyo Salado que desde tierras de Martos baja hacia Porcuna y El Saladillo que recorre la Campiña Alta de Baena y antiguos dominios de la Orden de Calatrava, como La Higuera, Santiago y Valenzuela.
Del Saladillo, los arroyos Carrasco y Algarbe se unen aguas arriba de Valenzuela. Sus aguas saladas tiñen de blanco la tierra calma de Santiago y Baena. En un primer inventario sobre el patrimonio salinero de esta comarca, sobre el Arroyo Carrasco hemos localizado dos salinas en plena explotación hasta mediados del siglo pasado, la salina de Tejero (Santiago) y La Cañá de los Harneros (Albendín, Baena).
Salina de Tejero (Santiago de Calatrava, Jaén)
La salina de Tejero con apenas 2.200 m2 se localiza en la base de cerro del mismo nombre, a unos 200 metros de la carretera local provincial JA-4312. Hoy a penas son reconocibles los restos del calentador y las eras de cristalización. De la salina de La Cañada de los Harneros, con dos conjuntos de piletas de unos 1000 m2, apenas se reconocen los restos del grupo superior.



Arroyo de la Cañada de los Harneros (Albendín, Córdoba)
Antes de su unión con el Algarbe, el arroyo del Carrasco recibe las aguas, como no, saladas del Vaquillero, una de los arroyos salados más importantes de la comarca por número y tamaño de sus salinas, en plena explotación hasta el último tercio del siglo. Comenzamos este recorrido por el Vaquillero en el poblado y salina de Fuentidueña (Baena) junto a la carretera CO-5201, una salina pequeña con apenas 700 m2 en la margen derecha del arroyo del Aguilarejo. Seguimos arroyo abajo hasta llegar a la Salina de San José de Cobatillas, con casi 5000 m2 bordeando la margen izquierda del Vaquillero. Como en los casos anteriores, poco queda de estas dos salinas, salvo una inscripción en el Cortijo de San José relativa a la reconstrucción de la salina en los años cuarenta.

Arroyo del Vaquillero (Baena, Córdoba)
Salina de San José (Baena, Córdoba). Noviembre 2013
Salina de San José. Años 1950. Foto: José María Gallego
De la Salina de San José pasamos al entorno de la Laguna y Salina del Rincón del Muerto, sin duda una de las salinas históricas más importantes de Baena, con más de 11.100 m2, citada en diferentes fuentes documentales desde al menos el siglo XVI, y en explotación hasta los años 80 del siglo pasado.
Salina del Rincón del Muerto (Baena, Córdoba)
Y del Carrasco pasamos al Algarbe, cuyo nombre nos recuerda vientos de campiña y sal como el cierzo, típico del entorno del paraje del Butaguillo en Baena y la Salina de Tejas Coloras. Sobre el Algarbe, en el límite de Baena con Valenzuela, nos encontramos con la salina del Conejo, Rosales o del Justo, visible desde la A3136. Como las anteriores poco queda de esta salina. Sus piletas y calentadores quedan bajo los sedimentos de las inundaciones periódicas del arroyo y en la memoria de sus antiguos propietarios.
Arroyo del Algarbe (Baena, Córdoba)

Salina del Conejo (Baena, Córdoba)
Ya en Valenzuela, aguas debajo de la unión del Algarbe y El Carrasco recordamos otra de las grandes salinas de Córdoba con más de 6700 m2, Santa Lucia o la del Moco, en explotación hasta finales del siglo pasado.

Salina de Santa Lucía (Valenzuela, Córdoba). 1950
Salina de Santa Lucía (Valenzuela, Córdoba). Septiembre 2014
Algarbe, Carrasco, o Vaquillero son ejemplos de arroyos salados, ríos de sal en el olvido salvo cuando llueve y se desbordan cortando carreteras comarcales. De ahí que la administración solo se fije en ellos cuando truena para canalizarlos y reconducir sus aguas bajo alcantarillas y puentes.
Los salados, son generalmente arroyos de escasa aportación y tamaño, pero con grandes zonas inundables, que han sido ocupadas primero por salinas y cereal, ahora por nuevos olivares. Son arroyos muy modificados desde el punto de vista hidromorfológico, alteración que viene a disminuir la riqueza de especies ya baja por la alta salinidad de forma natural, pero de alto valor por su marcado carácter halófito.

El conjunto de valores naturales y culturales, su rareza, singularidad y fragilidad, serían motivos más que suficientes para despertar el interés y la acción de las administraciones competentes. De la planificación hidrológica, medio ambiente, cultura y ordenación del territorio reclamamos la protección especial y puesta en valor de estos arroyos, un patrimonio integral único y característico de la campiña andaluza.
Más información: GABELA DE SAL

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