lunes, 30 de marzo de 2020

Planificación Hidrológica (2021-2027)



Continuamos implicados en el proceso de participación en torno a los documentos del tercer ciclo de planificación hidrológica. Tras la primera jornada telemática del pasado viernes promovida por la Dirección General del Agua [1], mañana afrontamos el Esquema Provisional de Temas Importantes (EpTI) de la Demarcación Hidrográfica del Guadalquivir [2].

Con la entrada en vigor de la Directiva Marco del Agua (DMA) [3] la planificación hidrológica tradicional basada en el mantenimiento del difícil (des)equilibrio entre oferta y demanda del recurso hídrico se vio obligada a incorporar nuevos principios y retos relacionados con la gestión ambiental, la económica y la gobernanza del agua, para convertirse así, al menos en teoría, en una planificación del agua más ecosistémica, racional y abierta.

En el ámbito del medio ambiente, la Masa de Agua superficial o subterránea surgió como nueva unidad de gestión, objeto de delimitación inicial, clasificación y análisis de presiones e impactos de la actividad humana. Para cada masa se marcaron dos objetivos básicos: la conservación (no deterioro adicional) y recuperación, en su caso, de su calidad, ahora definida tanto por parámetros fisicoquímicos habituales como por otros indicadores relacionados con las diferentes asociaciones y comunidades de flora y fauna acuáticas.

En el ámbito económico la planificación hidrológica desarrolló nuevos conceptos como la recuperación de los costes de los servicios del agua, los costes ambientales asociados al mantenimiento o recuperación de la calidad de las masas de las masas de agua, así como los costes desproporcionados de las medidas necesarias como justificación del incumplimiento temporal de los objetivos ambientales.

Con relación a la gobernanza, la DMA promovió dos nuevos modos de hacer en la planificación hidrológica, uno relativo a la cooperación, colaboración y coordinación de las administraciones públicas, el Comité de Autoridades Competentes, y otro al de la participación efectiva de los interesados y ciudadanía general en la política de aguas.

De cara al 2027, como horizonte final del nuevo ciclo de planificación y plazo ineludible de cumplimiento de sus objetivos ambientales, toca ahora valorar aquellos temas que pondrían en peligro dicho cumplimiento, o lo que es lo mismo, qué problemas, posibles soluciones y decisiones finales deberíamos incorporar en los próximos planes hidrológicos.

La tarea no es fácil. Llevamos 20 años de DMA y casi otros tantos de una nueva planificación que navega en aguas revueltas teñidas de diferentes tonos de verdes entre los derechos de lo natural (restricciones) y lo agrario (concesiones), grises casi negros entre los efectos de la contaminación y el crecimiento socioeconómico de lo urbano o lo rural, sin que falten blancos del escaso entendimiento entre las diferentes Autoridades Competentes, Usuarios y Sociedad.

Desde Viviendo Ríos asumimos el reto. En el ámbito de nuestra participación en este nuevo proceso abierto de Consulta e información pública, como espacio de divulgación general de la cultura y la naturaleza del agua, iniciamos una serie de entradas relacionadas con diferentes aspectos de la planificación hidrológica con el objeto de acercar la política de aguas a la sociedad. Intentaremos hacerlo con un lenguaje lo más sencillo posible y, en su caso, remitiendo al lector a otros foros técnicos, como el de la Dirección General del Agua, el de los Organismos de Cuenca que operan en Andalucía [4], así como el de otras instituciones o colectivos de interés.

Desde nuestra experiencia profesional y responsabilidad social, en el ámbito regional esperamos contribuir al desarrollo de la planificación hidrológica así como al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el ámbito de la Agenda 2030. Ojalá lo consigamos.

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